Las personas con Daño Cerebral Adquirido de nuestra Unidad de Estancia Diurna han dado una clase sobre cómo funciona el cerebro en la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla. Ciara Rueda, neuropsicóloga de la Asociación DACE y su Fundación INDACE, nos cuenta en primera persona cómo surgió esta idea.

¿Y por qué no damos una clase en la Facultad de Psicología?

¿Y por qué no van a aprender las personas afectadas por Daño Cerebral Adquirido (DCA) cómo funciona el cerebro, la localización de las estructuras más relevantes, sus funciones y lo que ocurre cuando se lesiona? Podemos pensar que porque tienen DCA y eso puede implicar tener problemas de memoria, problemas atencionales, movilidad reducida, afasia, problemas de conducta y emocionales y un largo etcétera.

¿Y por qué sí? Eso me planteé como neuropsicóloga de la Unidad de Estancia Diurna de la Asociación DACE y su Fundación INDACE.

Dentro del taller de Tratamiento Cognitivo me planteaba nuevos objetivos. En esa búsqueda era imprescindible que fueran motivadores y que tuvieran relación con las actividades necesarias para nuestro día a día. Tenemos claro que, si elegimos objetivos motivadores, nuestra probabilidad de éxito será mayor. Una actividad significativa e importante para nosotros hará que nos impliquemos y nos dará un extra para que consigamos unos buenos resultados.

Nos podemos preguntar también, ¿para qué sirve que una persona afectada sepa cómo funciona el cerebro y qué pasa cuando se lesiona y en qué va a mejorar su día a día? La respuesta es simple. Una persona con DCA convive todos los días con las secuelas que este evento le provocaron. Saber cómo le afecta le va a ayudar a dar un por qué a su nueva realidad y cómo adaptarse a ella. Además, podrá trasladar a su círculo más cercano esta explicación, lo que generará una mayor comprensión de su nueva situación y realidad diaria.

En nuestro caso, parte del círculo cercano eran las propias personas afectadas, es decir, el compañero, porque en una unidad de día se convive y se trabaja en muchas ocasiones en grupo. Saber que el DCA está detrás de por qué nuestro compañero se olvida lo que ha comido, hay que animarle para que comience y termine una actividad o se enfada con facilidad, igual que usa una silla de ruedas para sus desplazamientos, ayuda al entendimiento y la comprensión del otro y genera un mejor clima de convivencia.

Todo lo que he contado hasta ahora fueron las bases para nuestra actividad en el taller de Tratamiento Cognitivo: íbamos a trabajar las funciones cognitivas, emocionales y conductuales aprendiendo sobre ellas, para generar aceptación y adaptación de las mismas.

Empezamos a funcionar, con esfuerzo, porque no ha sido una tarea fácil, porque estamos trabajando con personas con secuelas por DCA, que les genera una discapacidad, pero ahí, hemos tenido la inmensa suerte de contar con estudiantes en prácticas y voluntarios que han hecho posible esta tarea. Porque una persona con discapacidad minimiza esa discapacidad si se le proporcionan los apoyos necesarios y los tuvimos.

Además, decidimos dar un paso más. Ya que estamos aprendiendo esto y le estamos invirtiendo tanto esfuerzo, ¿por qué no se lo contamos al resto de compañeros y trabajadores de la asociación? Así organizamos una exposición en nuestro taller que fue todo un éxito. Y gracias a Isabel Martín, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla, nos hicimos otra pregunta: ¿Y por qué no vamos a la facultad de Psicología a dar una clase los afectados por DCA a alumnos de 1º de Psicología?

Se lo propusimos a las personas afectadas por DCA que trabajaban en esta actividad y la respuesta fue muy positiva. Les daba un poco de respeto, pero a la vez les hacía una ilusión inmensa, poder transmitir su experiencia y lo que habían aprendido, porque con apoyo todos aprendemos.

Este año hemos retomado la actividad, con todas nuestras precauciones COVID, pero el resultado ha sido el mismo que la primera vez. Hemos sentido comprensión y entendimiento sobre las secuelas del DCA en los alumnos de psicología. Pero también qué, a pesar de su nueva realidad, las personas con DCA pueden seguir aportando y en DACE seguiremos apostando por ello, porque ¡¡¡¡UNA VIDA SALVADA MERECE SER VÍVIDA!!!!